Para los que están a las puertas de los 30, para esos raros especímenes que aún recuerdan la banda sonora de las Tortugas Ninja, Garfield y Oliver y Benji (¡Y pensar que nadie llegó a llamar a la serie por su nombre!), para aquellos que repitieron hasta la saciedad los chistes del Lepe, para los que el Alcatel era el móvil más molón de la clase (sobre todo si era de color amarillo), para los que jugaron a ser Power Rangers, para los que pedían por reyes una Game Boy y recibían un pijama de superhéroe y un par de zapatillas a juego, para los que hoy (tres generaciones después) siguen alargando el alquiler en casa de papá y mamá, para los que no cambiaron y siguen convencidos de que una hamburguesa a las cinco de la mañana va a evitarte esa tremenda resaca y que el típico «tu madre debe ser pastelera, porque un bombón como tú no lo hace cualquiera» sigue siendo el piropo estrella para ligar un sábado noche… ¡Ha llegado la hora de pasar a la acción!
Intentas ponerte al día con las nuevas tecnologías aunque con calma pero, ¡qué demonios, tus padres tenían Whatsapp antes que tú! No quieres que te manden al catálogo de sujetos vintage aunque la playlist de tu Spotify te delata bastante. Después de todo intentas subirte al tren de una nueva generación que tiene un pasado. Sí, y no hablamos de Jurasic Park sino de tus primeros amores.
¡Aquellos maravillosos años!
Te has levantado de buena mañana y te has acordado de la primera vez, ese amor de instituto al que le mandabas notitas con frases de Bécquer y Quevedo el día de los enamorados (sí, eso de San Valentín sigue sonándote demasiado comercial). Estabas en 5º de la EGB, ¡eran otros tiempos! En aquella época tenías que montar todo un dispositivo de búsqueda para descubrir dónde vivía tu amor platónico y hacer triquiñuelas para convertirte en el mejor amigo de su grupo. Tener acceso suponía la mitad del camino hecho. No había teléfono así que no podías mandarle mensajes por el móvil, solo en notitas de papel durante la clase de matemáticas. Eso sí, Messenger había aparecido en escena y añadirle a tu lista de contactos te abría ciertas puertas.
Con todo, una cita a solas podría tardar en llegar varios meses. Todo se hacía cara a cara y las relaciones eran más intensas, o eso es lo que piensas…
La generación digital, ¡renovarse o morir!
Pero quieres hacer borrón y cuenta nueva. Asumes que los tiempos han cambiado, que las maneras de ligar se escriben en código digital y que las aplicaciones de tu móvil tienes que abrirlas si quieres que la otra persona sepa que estás disponible, no vale solo con descargártelas.
Tu corazón nostálgico volverá a caer en el recuerdo de un amor platónico. Ese que llegará a tu vida en forma de cuento de hadas y que reconocerás porque Cupido te habrá mandado flechas punzantes hasta tener dolor de barriga, muchos lo llaman mariposas en el estómago… Y entonces te das cuenta de que los cambios no fueron tan malos y que el amor en versión digital con sus chats y citas a ciegas tiene ese aquél.
S.D.