¿Eres de los que te has mordido la lengua en una primera cita? Antes de saltar al terreno de las aguas movedizas evita los interrogatorios. No podemos conocer a la otra persona en una cena o un café, es más, lo mejor para acercarte a alguien es hablar de cualquier banalidad en lugar de hacerle sentir que está pasando un casting (el jurado lo serán tus amigos, madre, y hasta portera más adelante).
¿Cuáles son las preguntas con las que no nos arriesgamos en un dating?
Chicos y chicas: ¿Estará decepcionado/a?
Muchas veces nos torturamos preguntándonos qué estará pensando de nosotros, si le pareceré divertido, o si estaré a la altura de sus expectativas. Éste es uno de los motivos por el cual hemos estado posponiendo este momento (no te engañes con la excusa de las clases de pádel).
Chicos: ¿Querrá venir a casa esta noche?
No tienes ni idea de cómo va a acabar la cena pero te encantaría saber si le gustaría pasar la noche juntos. Si quiere descubrir tu nido de amor no lo decidirá en el último momento, es más, llevará un neceser con lo imprescindible para el after-ejem… Si llegas a descubrir que lleva la ropa interior a juego entonces puedes tener por seguro que ella barajaba ese final.
Chicas: ¿Habrá sido infiel?
Es atractivo, divertido y tiene carisma. A simple vista es perfecto, así que algo tiene que fallar. Y entonces resuena en tu oído la voz de esa amiga, a la que su novio engañó, diciéndote que no te fíes de nadie, y menos si mide 1,90 cm y tiene una sonrisa Profident. Tenemos muy arraigada la fórmula chico guapo + extrovertido = chico infiel, por eso queremos saber si él forma parte del grupo o no.
Chicos: ¿Hará mucho tiempo que lo ha dejado con su ex?
Tienes la mosca detrás de la oreja y no quieres irte a casa sin tener esa información. Pero, ¿te merece la pena enfriar el ambiente para matar tu curiosidad? Hablar de su última relación en la primera cita no puede ser una buena idea. Lo sabemos, nadie quiere ser el clavo que saque otro clavo, lo mismo necesitas cambiar de estrategia y crear un ambiente íntimo en el que se sienta libre para hablar de sus sentimientos o relaciones.
Chicas: ¿Querrá volver a verme?
No anticipemos acontecimientos, deja que todo surja de manera natural y sobre todo mejor no llevar a la práctica, el planning que utilizabas a los quince años para calcular las horas y minutos que pasaban hasta que podías mandarle el primer mensaje. Nada te impide tomar la iniciativa, así que saca a relucir tus armas de mujer, ¡baby!
Chicos: ¿Con cuántos hombres habrá estado antes?
La curiosidad mata, y ciertas preguntas pueden llevarte a conclusiones erróneas. Si aun así decides liarte la manta a la cabeza, hazlo con sutilidad. Cuéntale tu experiencia para invitarla a compartir la suya, por ejemplo. Si tienes suerte se lo tomará con humor o incluso creará más complicidad entre vosotros.
Chicas: ¿Pagará la cena?
Quieres dar por hecho que sí, pero por la cara que ha puesto cuando el camarero ha traído la cuenta empiezas a sospechar que lo mismo deberías ir sacando el monedero del bolso…